jueves, 12 de febrero de 2015

Maraton.... ganadores que no lo fueron y quedaron en la historia....

Tramposos de largo aliento: ganadores del maratón que no lo fueron 

1980: la ambición de Rosie Ruíz.

Los Juegos Olímpicos vivieron otros dos episodios de confusión, la muy conocida descalificación de Dorando Pietri en Londres y la entrada de un impostor en el estadio olímpico de Munich por delante de los primeros.

El escándalo de Londres.
La victoria del pequeño italiano Dorando Pietri en la primera maratón con la distancia oficial (42km y 195m) y su posterior descalificación configuran uno de los episodios más conocidos, no sólo de la historia del maratón, sino de toda la historia olímpica. La descalificación del italiano por las ayudas recibidas de los jueces en el estadio pone en evidencia la victoria cuatro años antes de Thomas Hicks, que recibió sin duda una ayuda (externa e interna) mucho más relevante. La medalla de oro recayó en el pequeño neoyorquino de origen irlandésJohnny Hayes. Menos conocida es la leyenda que circuló por algunas publicaciones de la época de que, en realidad, los Pietri eran dos gemelos que habrían corrido media maratón cada uno, un camelo de la prensa sensacionalista de la época (que el sensacionalismo deportivo no lo ha inventado el Larguero).

El impostor de Munich.
Los EE.UU. no volvieron a tener un campeón olímpico de maratón hasta 64 años más tarde, en Munich-72. Pero el tercer estadounidense en serlo no fue, como sus dos compatriotas anteriores (Hicks y Hayes), el primero en entrar en el estadio: un joven estudiante alemán llamado Norbert Sudhaus se metió en el circuíto cerca del recinto y penetró en cabeza en el estadio (nunca quedó claro si era una apuesta o una forma de protesta contra los gastos del evento). Cuando Frank Shorter entró en el estadio se vio sorprendido por los silbidos y abucheos que el público dedicaba al impostor (o a los que se lo llevaban). Lo que la mayor parte del público ignoraba era que el americano era un atleta... local, pues había nacido 25 años en la capital bávara, hijo de un médico militar destinado en Alemania (antes de él no habían nacido en el país por el que compitieron los campeones de 1900 Theato -luxemburgués por Francia-, 1904 Hicks -inglés por EE.UU.-, 1912 McArthur -irlandés por Sudáfrica-, 1928 El Ouafi -argelino por Francia-, 1936 Son -coreano por Japón-, 1956 Mimoun -argelino por Francia-).

Rosie la tramposa.
La ganadora femenina del maratón de Boston de 1980 fue una desconocida de 27 años, Rosie Ruíz (nacida en Cuba) que marcó un crono de 2h 31:56 batiendo el record de Joan Benoit (2h 35:15). Recibió los laureles y la medalla, se hizo las fotos con el ganador masculino, el mítico Bill Rodgers, y respondió a las entrevistas pero algo no cuadraba. Pronto empezaron a amontonarse las evidencias ya que las otras competidoras de élite no recordaban haber corrido con ella, no aparecía en las fotos y vídeos tomadas durante la prueba y algunos espectadores la acusaban de haberse incorporado a la carrera cerca de la meta (la mayoría de los consultados recordaban a la canadiense Jaqueline Gareau como la primera mujer que vieron pasar). A los testigos más expertos les extraño también la frescura de Ruíz y lo poco sudada que estaba su ropa. Unos días después una fotógrafa llamada Susan Morrow recordó haber hablado con Rosie Ruíz en el metro de Nueva York durante la celebración del maratón de 1979, la prueba en la que obtuvo el tiempo que le sirvió para clasificarse para Boston.
Pese a que nunca reconoció haber hecho trampa, Rosie Ruíz fue descalificada y su medalla remitida a Jaqueline Gareau dos semanas después. Ruíz fue detenida en 1982 por estafar a la empresa en la que trabajaba y también fue juzgada años después por tráfico de drogas.

El hombre que perdió su bigote.
Más reciente es el caso del argelino Abbes Tehami, antiguo campeón de 1.500m de su país, que se impuso en el maratón de Bruselas de 1991. El análisis de las fotos demostró que el que había tomado la salida con su dorsal no había sido él, sino su entrenador Bensalem Hamiani, que habría corrido unos siete kilómetros antes de pasarle el dorsal a Tehami. Pese a cierto parecido entre los dos hombres, el engaño salió a la luz por el bigote que lucía Hamiani y del que carecía el supuesto vencedor. La victoria fue otorgada finalmente al soviético Anatoly Karipanov.

El candidato tramposo.
El PRI (Partido Revolucionario Institucional) gobernó en Mexico desde 1929 hasta 1997 dominando un estado caracterizado por la corrupción y el clientelismo. Tras su primera derrota electoral en las presidenciales de 1997, fue dirigido por Roberto Madrazo que se presentó como candidato en 2006 y sufrió una espectacular derrota (acabó 3º y no ganó en ningún estado). Una biografía crítica llena de ácida sátira mexicana la podéis leer en http://www.frikipedia.es/friki/Roberto_Madrazo_Pintado .
Aficionado a las "corridas" (como se llaman en Latinoamérica las carreras sobre asfalto), fue aparentemente el ganador del maratón de Berlín de 2006 en la categoría de más de 55 años. Sin embargo, el tiempo de 2h 40:26, que mejoraba sus marcas previas en una hora, despertó las sospechas de los organizadores que constataron que el tiempo de paso entre el control del km 20 y el del 35 (21 minutos) era imposible. Además se constato su frescura y su atuendo, como señala un periódico azteca: "...lleva puesta una chamarra roja y unos pantalones largos, mientras al resto de los maratonistas se les ve cansados y más descubiertos, apenas en shorts y franelillas...".
Una vez desenmascarado y descalificado, el ex-candidato, que no había dicho nada hasta entonces, negó haber hecho trampa y alegó que sólo había pensado correr 21km y que luego se acercó a la meta a por su ropa (¿más?) y a por la medalla de participación.La victoria de la categoría fue para el alemán Martin Wahl (2h 44:17).

Engañados como chinos. 
La última trampa en un maratón se produjo en el maratón internacional de Xiamén, en China. Allí han sido descalificados unos 30 estudiantes que se habían clasificado entre los 100 primeros. Al parecer, unos habrían hecho parte del recorrido en vehículos o transporte público y otros habrían hecho correr a otros atletas en su lugar o habrían cambiado dorsales y chips con atletas de calidad "comprados". La razón estaría en los créditos que recibían los estudiantes con buenos resultados de cara al examen de ingreso en la universidad, una temida prueba llamada gaokao).

St.Louis 1904: el tramposo y el payaso. 


Correr un maratón es, desde hace unas décadas, una prueba que ha dejado de ser territorio de superhombres para convertirse en una pasión de millones de personas de muchos países. Han pasado más de cien años desde que Spiridon Louis entraba en la leyenda al cruzar la meta del estadio panatenáico para ganar el primer maratón olímpico. Su gloria fue eterna (y muy lucrativa para él en su país) pero el maratón olímpico vivió en los años posteriores episodios menos heróicos.

Confusión en los bulevares de París.
El segundo maratón olímpico se desarrolló de un modo mucho menos ordenado y sólo 7 de los 16 participantes lo acabaron. El estadounidense Arthur Newton (5º a una hora de los primeros) acusó a los cuatro que le precedieron de haber atajado y reclamó en varias ocasiones la medalla al COI, petición que fue rechazada. El ganador fue Michel Théato, jardinero en el Racing Club (sede de las pruebas atléticas), un atleta local... o eso se creía. En 1990 el historiadorAlain Bouillé demostró que conservaba su nacionalidad luxemburguesa y Francia perdió esta medalla en los palmarés (ganaría otras dos con dos atletas nacidos también fuera de la metrópoli, en Argelia, Bourghera El Ouafi Alain Mimoun O´Kacha).

"Meet me in St.Louis".
Como el incidente de esta olimpiada es bien conocido, reproduciré aquí parcialmente como la narra Juan-Gabriel Tharrats en su obra "Los Juegos Olímpicos" (1972):
"... el calor sofocante, unido al polvo que levantan los admirados automoviles de los oficiales y acompañantes de la carrera, dan como resultado unas condiciones infernales que hacen comenzar los abandonos (...). A los 15 km uno de esos abandonos es el del apuesto Fred Lorz que, sufriendo calambres, se retira subiéndose a uno de los automóviles (...). 
Thomas Hicks
 de 28 años, de origen inglés, payaso de profesión perteneciente a la Asociación de Jóvenes Cristianos de Cambridge (Massachussets) se siente cansado y quiere abandonar pero su entrenador, masajista y compañeros que siguen tras él en un vehículo se lo impiden. Primero le dan clara de huevo y, al no reaccionar, lesuministran una inyección de estricnina. Hicks se reanima y puede seguir. 
El vehículo que devolvía a Fred Lorz al estadio, faltando unos 8km para llegar a
 éste, empieza a sacar humo por todas partes, sufriendo una avería que le impide continuar, quedando en la cuneta (...).
A los 28km comienza el verdadero calvario para Hicks pues otra vez se siente sin fuerzas. Sus compañeros le dan dos claras de huevo más y le mojan con agua caliente del radiador del automóvil. Sigue en estado medio inconsciente unos kilómetros pero, en una cuesta, se para una vez más, dispuesto a abandonar. Sus compañeros no lo consienten y después de mojarlo de nuevo y darle coñac, lo toman por los brazos ayudándole a subir la cuesta. En la pendiente siguiente vuelve a correr solo. Viendo que su automóvil sigue echando humo y no se pone en marcha, y temiendo enfriarse, el apuesto Fred Lorz, que ahora se siente totalmente recuperado, piensa en sus ropas en el estadio y reanudando a buen ritmo la carrera, allí se dirige. Completamente fresco llega a la altura de Hicks pasándole. Los jueces le obligan a dejar la ruta, pues saben bien que éste abandonó. Mas él les explica que sólo va al estadio a recoger su ropa. Esta explicación, unida a la falta de sitio para él en los automóviles, les convence y lo dejan seguir. 
A menos de 6km de la ll
egada Hicks una vez más se para (...). Más, como su cuerpo no responde, le ponen otra inyección de estricnina(...).
Fred Lorz, abuen ritmo, llega al estadio y es recibido con delirio por los espectadores que le dan por vencedor. Aquello le halaga y, aún sabiendo que los jueces le han visto, se apresta a seguir la farsa creyéndola sólo una inocente broma. Corre fuerte la última vuelta entre aplausos y al transpasar la meta la gente le rodea felicitándole. Alice Roosevelt, la hija del presidente, también se le acerca (...). Fred y Alice se miran como dos enamorados de postal: los fotógrafos piden más pero el médico interviene: -un hombre que ha corrido 40km está al borde del agotamiento, dejénlo descansar (...). Un cuarto de hora después , aparece la fantasmagórica figura de hicks balanceándose y terminando la última vuelta en estado lastimoso. La gente comenta el contraste entre la gallarda y juvenil figura de Lorz con la del hombre acabado que es Hicks. Pero, mientras éste después de pasar la meta cae desplomado y es llevado al vestuario, los árbitros aclaran que es el vencedor. El rumor corre por el estadio y se pasa al enfado en los graderíos. La burla de Lorz ha indignado al público hasta tal punto que le quiere dar un escarmiento. Más aquel ya no está en el estadio..."

Epílogo.
Fred Lorz fue sancionado por la AAU a perpetuidad pero fue perdonado y ganó en 1905 el maratón de Boston con 2: 38:25. Su palmarés demuestra que era -más allá de su mala jugada de St.Louis- un buen corredor (en Boston había sido 4º en 1903 y 5º en 1904 y aún fue 7º en 1908).
Thomas Hicks fue declarado vencedor pero no pudo ni recoger el trofeo debido a su estado tras haber corrido completamente dopado. El payaso, que había sido 2º en Boston en abril con 2:39:34, marcó el peor tiempo de un vencedor olímpico: 3: 28: 53. Como Théato no había nacido en el país al que representó, como tampoco el segundo, Albert Coreyque había emigrado desde Francia y no tenía aún la ciudadanía americana.

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